Recuerdo que en octubre de 2001 que había estado viviendo en Corozal Town, Belice por dos años y medio y sintió que era el momento para mí para obtener mi propia computadora. Después de hacer los arreglos con un vendedor de equipo en la ciudad de Belice retire el dinero de mis ahorros y me dirigi a ochenta millas para recoger a mi nuevo equipo.
Sin embargo, mientras estaba haciendo el viaje de regreso a Corozal Town, empecé a sentir aprensión acerca de mi compra. Me preguntaba si había hecho lo correcto con el dinero que había ahorrado. Voy a necesitar ese dinero en el futuro para cubrir algún gasto imprevisto?
Sin embargo, durante esa tiempo el Señor empezó a ministrarme, me demuestro que realmente El era mi fuente y que yo no estaba actuando por mi cuenta. Él me estaba dirigiendo a conseguir el equipo. Era parte de su plan para mí. Por lo tanto, no tenia que preocuparme por el futuro o la cantidad de dinero que tenía. Él se haría cargo de eso. Y sí, las cosas salieron bien. Una vez que tuve el equipo me abrio la puerta para iniciar mi propio negocio, crear muchas publicaciones útiles y compartir el evangelio de Cristo. Sin embargo, yo no sabía que estas cosas se llevaría a cabo en el momento en que adquiri la computadora.
Para nosotros que seguimos a Cristo, no es necesario que nosotros pidamos a Dios por las cosas que necesitamos. No, Dios es nuestro creador, Él es responsable de nosotros, y como un padre siente la responsabilidad de sus hijos. Él quiere ser nuestra fuente. Y no sólo en las cosas espirituales, pero en todos los ámbitos de la vida. Pero tenemos que entregarnos a Él, Él no va a patrocinar a los que están en oposición a sus caminos, que viven fuera de su voluntad o que no tienen una relación con él. No, él no aprueba ni apoya la injusticia. Pero Él es misericordioso con los creyentes que le reconocen y le obedecen.
Usted también puede tener a Dios como tu fuente, cuando entregas tu vida a él, recibes a su Hijo como tu Señor y Salvador (Romanos 10:9-10) y te llevará la vida en conformidad con su palabra (Salmo 1:1-3).