Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos, Pues cercano está tu nombre; Los hombres cuentan tus maravillas.
Al tiempo que señalaré Yo juzgaré rectamente. Se arruinaban la tierra y sus moradores; Yo sostengo sus columnas. Selah
Dije a los insensatos: No os infatuéis; Y a los impíos: No os enorgullezcáis;No hagáis alarde de vuestro poder;No habléis con cerviz erguida.Porque ni de oriente ni de occidente, Ni del desierto viene el enaltecimiento. Mas Dios es el juez; A éste humilla, y a aquél enaltece.Salmo 75:1-7
¿Está tu vida atrapada en una rutina? Realizar tus actividades diarias parecen ser siempre las mismas y la vida se siente aburrida y repetitiva? Y a pesar de que tenemos sueños y metas para nuestras vidas, nunca éstos parecen estar más cerca a su cumplimiento. Lo que necesitamos es una promoción.
Promoción aignifica avanzar en rango, dignidad o posición. Y es una parte importante de la vida. Para ser personas sanas y vibrantes que tenemos que ir avanzando y subiendo en nuestras capacidades y en nuestras posiciones. No fuimos hechos para ser individuos estáticos que son incapaces de crecer, adaptarse, aprender cosas nuevas o de asumir mayores responsabilidades. Si un niño en la escuela primaria falla constantemente a ser promovido al siguiente grado, sin duda nos preguntaremos acerca de sus capacidades mentales y físicas.
Y como adultos también necesitamos estar buscando y experimentando la promoción. Mira la vida de José en el libro del Génesis, por ejemplo. Debido a su carácter de piadoso y la bendición de Dios que estaba en su vida había experimentado muchas veces la promoción, hasta alcanzar la posición de primer ministro de Egipto. Pero, ¿cómo podemos nosotros, cuando nuestra vida parece atrapada en un ciclo recurrente, experimentar el mismo tipo de promoción?
Vamos a considerar el Día de la Marmota 1993 la película de Bill Murray, se trataba de un hombre pronosticador del tiempo, que se encuentra experimentando el mismo día una y otra vez. Hay una gran verdad espiritual acerca de la promoción aquí que podemos descubrir. En la película, el personaje de Bill intentado muchas cosas, pero nunca podría conseguir ser “promovido” al siguiente dia. Pero luego empezó a tomar ventaja de su situación y trató de mejorar a sí mismo y a la vida de otros. Finalmente, estas acciones lo llevaron a su “promoción” que era el día siguiente. Pero ahora era una persona cambiada.
Y así es como podemos producir la promoción en nuestras vidas, incluso cuando las circunstancias parecen permanentes. Tan sólo hay que mirar alrededor y escuchar al Espíritu Santo para ver cómo podemos mejorarnos a nosotros mismos apoyándonos en nuevas habilidades, romper viejos hábitos y adquirir otros nuevos, y al descubrir cómo podemos ayudar y mejorar las vidas de quienes nos rodean. Cuando practicamos estas cosas, entonces nuestra promoción es cierta. Cuenta con ello, porque Dios es nuestra fuente de promoción:
Humillaos pues bajo la poderosa mano de Dios, para que él os ensalce cuando fuere tiempo. 1 Pedro 5:6.