Una de las cosas con las que todos tenemos que tratar en nuestras vidas son las carencias. Actualmente nuestro mundo esta experimentando carencias en cosas como agua, comida y combustible. Aparte de estos hay muchas otras cosas que le pueden estar faltando en un momento u otro en su vida como:
- Carencia en relaciones
- Carencia en conocimiento o experiencia para lograr una tarea
- Carencia en habilidades para tratar con otros
- Carencia en logros
- Carencias en autoestima o auto confianza
- Falta de tranquilidad o paz mental
- Carencia en vitalidad física o salud
- Falta de oportunidades
- Falta de esperanza
- Falta de amor
- Carencia en las necesidades de la vida
- Carencia en recursos físicos o financieros
- Falta de contentamiento
- Falta de seguridad
- Carencia en guía o conocimiento
- Falta de animo
- Falta de gozo
- Carencia de buen juicio
- Falta de satisfacción
- Falta de significado o propósito en la vida
- Falta de justicia
- Carencia en nuestras necesidades físicas como falta de sueño
- Carencia de alivio en el dolor causado por rechazo o fracaso
En mi vida he enfrentado muchas instancias de rechazo y desanimo y aun acoso y fracaso. A menudo yo estaba aplastado por estos acontecimientos; no podía encontrar nadie que me pudiera ofrecer soluciones para vencer estos desafíos. Pero ese ya no es mas mi caso.
He descubierto que hay una respuesta para todas las carencias y dificultades con las que nos encontraremos. Las insuficiencias, fracasos y desilusiones que experimentamos en este mundo son a menudo el resultado de nuestra separación con Dios. Nuestra fortaleza, sabiduría y recursos son limitados. Pero los recursos de Dios son ilimitados. Ven, Dios nos creo con el propósito de relacionarse con nosotros. Dios deseaba una familia y nosotros somos sus hijos. El le dijo a su pueblo que saco de Egipto:
Y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo. Levítico 26:12
Como nuestro Padre, el compartiría su vida con nosotros y tendría cuidado de nuestras necesidades, deseos y sueños. A través de nuestra relación con el, el seria nuestro manantial de recursos para cada cosa que podríamos desear. Dios le dijo a su pueblo en Isaías 58:
Y Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías hartará tu alma, y engordará tus huesos; y serán como huerta de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. Isaías 58:11
Su vida es conocida como vida eterna. No solo es una vida sin fin, sino también una vida abundante y satisfactoria como Jesús les explica a sus discípulos en Juan 10:
Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:10b
Pero, como vemos a menudo en nuestras familias humanas, los eventos pueden tener lugar que causan dificultades y obstáculos en nuestras relaciones. Y esto es justo lo que sucedió entre Dios y la humanidad; experimentamos una separación en nuestra relación con nuestro Padre Celestial. Fue el resultado del pecado por causa de la desobediencia del hombre.
De consiguiente, vino la reconciliación por uno, así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó á todos los hombres, porque todos pecaron. Romanos 5:12
El pecado es rebelión contra Dios. Lleva a la muerte, ambas espiritual y física. Pero Dios es puro y santo; el no tiene pecado u oscuridad. El Apóstol Juan nos dice que,
…Dios es luz, y en él no hay ningunas tinieblas. 1 Juan 1:5
Y mientras estamos caminando en la oscuridad del pecado no podemos tener compañerismo con el. Nuestro pecado nos mantiene separados de Dios y su provisión para nosotros. El profeta Isaías le recuerda al pueblo de Dios sobre esto, diciendo:
He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se agravado su oído para oír: Mas vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar su rostro de vosotros, para no oír. Isaías 59:1-2
No es posible para Dios compartir su vida con nosotros mientras estamos viviendo en contra de su naturaleza. Y porque el hombre permitió pecado en su vida, toda clase de consecuencias negativas surgieron:
- Nos hicimos egocéntricos y comenzamos a oprimirnos y a maltratarnos unos a otros.
- Porque perdimos nuestro acceso a la provisión de Dios, tuvimos que cubrir nuestras necesidades a menudo a expensas de los demás.
- No seguimos más los principios que Dios nos dio, adoptando prácticas que eran destructivas para nosotros y para los demás.
Pero Dios no abandono a su creación. El entendió que no podríamos vencer el problema del pecado por nosotros mismos; seria que ser el quien rescatara a sus hijos. Así, Dios envió a Jesús para restaurar nuestra relación. ¿Quien es Jesús? La Biblia nos dice que el es Dios quien vino a tierra en la carne:
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan 1:14
Jesús vino y vivió en la tierra como un hombre. Pero el no estaba separado por el pecado de su padre como nosotros. Así, el pudo vivir en la tierra y operar de acuerdo a la voluntad y la provisión de Dios. El vivió una vida sin pecado y que le permitió a el ser el perfecto sacrificio por nuestros pecados. Luego el ofreció su vida como una expiación o sacrificio para la paga de nuestros pecados. Es por eso que Jesús fue a morir en la cruz. El murió para:
- Pagar la pena de nuestros pecados, rebelión y desobediencia
- Para traer el perdón y hacernos justos delante de los ojos de Dios
- Y hacer el regalo de la vida eterna de Dios disponible para nosotros
La Biblia dice:
El cual mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia: por la herida del cual habéis sido sanados. 1 Pedro 2:24
Ahora el camino ha sido despejado para que nosotros volvamos a Dios; para tener compañerismo y recibir todos los recursos que necesitamos para vivir. Recursos como:
- Guía
- Sabiduría
- Consuelo
- Amor
- Gozo
- Paz
- Protección
- Sanidad
- Compañerismo
- Animo
- Abundancia
- Justicia
- Poder
- Y Esperanza
Así Jesús nos hizo un camino para nosotros para ser restaurados a Dios y tener parte de su regalo de la vida eterna. No hay nada que podemos hacer para merecerlo. El Apóstol Pablo nos dice en el libro de Efesios:
Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios: No por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2:8, 9
Y en Romanos:
…mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 6:23
Es por la gracia a través de la fe en lo que Cristo ha hecho que nos pone en la relación correcta con el: Pablo explica de esta forma en Romanos 5:
Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo: Por el cual también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Romanos 5:1, 2
Así a través de la muerte de Jesús en la cruz que Dios logro lo que era necesario para que volviéramos a el. Pero ahora tenemos que hacer nuestra parte. Tenemos que recibir lo que el hecho por nosotros. El Apóstol Juan nos dice:
Mas a todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios… Juan 1:12
¿Como recibimos el regalo de la vida eterna?
Primero necesitamos arrepentirnos; esto es hacer un cambio en nuestra actitud con respecto al pecado: en vez de ir tras el pecado, buscamos a Dios y su forma de hacer las cosas Hechos 3:19 nos dice:
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados…
Segundo aceptamos y ponemos nuestra fe y nuestra confianza en Jesús:
- Que el es el Hijo de Dios
- Que su muerte en la cruz pago la pena de nuestros pecados
- Que recibimos el perdón de nuestros pecados por medio de el
- Que el resucito de los muertos
- Que el hizo que el regalo de Dios de la vida eterna disponible para nosotros
1 Juan 2:2 nos dice:
Y él es la propiciación por nuestros pecados: y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
Y tercero, hacemos a Jesús el Señor de nuestra vida. Transferimos el control de nuestras vidas a el. Y el Apóstol Pablo nos dice en el libro de Romanos:
Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia; más con la boca se hace confesión para salvación. Romanos 10:9, 10
Al hacer una simple oración podemos lograr tres de estos requerimientos. Esto nos coloca en la familia de Dios donde comenzamos a crecer en nuestra fe y nuestra relación con el Señor Jesús. Al leer la palabra de Dios o la escuchamos ser enseñada, participamos en la adoración, hablamos al Señor en oración y pasamos tiempo con otros cristianos, podemos tomar los recursos que Dios ha dispuesto para nosotros: su sabiduría, guía, protección, provisión, ánimo y apoyo. Jesús les dijo a sus discípulos en Juan 15:
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos: el que está en mí [o permanece], y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer. El que en mí no estuviere, será echado fuera como mal pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si estuviereis en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho. Juan 15:5-7
Este es el sistema de Dios para traer su provisión en nuestras vidas. Nuestro Señor Jesús es nuestro manantial para todo lo que necesitamos. Nuestro trabajo es estar conectados a el y ser obedientes a su voluntad y su propósito para nuestras vidas. Entonces podremos utilizar sus recursos para nuestras necesidades.
Por lo tanto, si entiendes este mensaje que Dios ha hecho su vida eterna disponible para nosotros, para que El sea tu manantial. Si no hay ninguna razón que puedas pensar que te impida poner tu fe en Jesús ahora mismo y recibir el regalo de Dios de la vida eterna, entonces te invito a hacer esta oración en voz alta (porque con la boca hacemos la confesión) y creerla sinceramente en tu corazón:
Señor Jesús, reconozco que soy un pecador y que he estado separado de Dios y que tú moriste en la cruz por mí para pagar la pena de mis pecados. Por lo tanto, me arrepiento de mis pecados y recibo tu perdón. Creo que resucitaste de la muerte. Recibo el regalo de la vida eterna y te hago Jesús, el Señor de mi vida. ¡Gracias Jesús!
Si has hecho esta oración, por favor escríbenos y haznos saber de tu decisión de recibir la vida eterna.
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